Estados Unidos y muchos de sus aliados no ocultan su extrema inquietud por el curso de los preparativos de la recuperación de Mousul, en Irak. Se desmorona su creación y uno de los pilares de su política medioriental: desde revelación de acuerdos con Turquía que no existen hasta envenenados “consejos” de postergar la gran batalla.
Los iraquíes ahora, los sirios antes y todos los árabes y musulmanes desde hace lustros desde siempre nos damos la perfecta cuenta del nefasto papel de Estados Unidos y sus satélites en los mundos árabe y musulmán.
Presentado por Washington y sus aliados occidentales como oponente al régimen de Bachar Al Assad, Daesh, sin encontrar un Al Assad en Irak, en Egipto, en el Yemen o en Libia cumple la misma misión americana en estos países. ¿A quién combate allí?
Estados Unidos ni siquiera toma la molestia de justificarlo, limitándose a propagar falsas informaciones de su “combate contra la tiranía siria”.
Otra mascara que cae y seguirá cayendo. Tanto que el secretario de defensa americano ha tenido que viajar a Bagdad para poder obstaculizar “in situ” las operaciones de cara a la recuperación de Mosul y de velar a que ningún pez gordo de Daesh cayera entre las mansos de los que conocen a estados Unidos y su empresa terrorista en la región y en el mundo.
De hecho, sin que se sepa como los servicios logísticos estadounidenses han permitido a la cúpula de Daesh ha evaporarse de Mosul en menos de 48 horas. ¿A dónde fue? Probablemente a algun punto protegido por la coalición que dirige Estados Unidos o hacia alguno de sus portaviones en la zona.