En voz alta

En voz alta Nosotros y nuestros vecinos argelinos

El presidente argelino o quien le haya redactado el mensaje de votos al rey Mohamed VI con motivo de la fiesta de la Independencia (porque costaría mucho creer que Abdelaziz Bouteflika haya podido hacerlo) nos ha vuelto a engañar cuando nos afirma que su país ha optado por el sentido común.

No. Ni de cerca ni de lejos. Ni directa ni indirectamente. Ni explicita ni implícitamente. Sus comandos recorren, desde hace días, las dependencias estatales en Adis Abeba para sabotear la visita que el rey Mohamed VI efectúa actualmente a Etiopia.

Afortunadamente algunos responsables marroquíes (entorno real) conocían de antemano el extraño afán de los dirigentes argelinos que consiste en que Africa es su terreno de caza.

De hecho, tanto en Ruanda, como posteriormente en Zambia, Tanzania y Senegal los argelinos se dieron la perfecta pero, al parecer,  aun insuficiente cuenta de que Marruecos es un país africano y Africa es su irreversible vocación.

De donde el mensaje de Bouteflika parecía más una súplica de que “le deje su terreno de caza” que un gesto de felicitaciones y de amistad. Argel, no obstante está descubriendo, poco a poco, que hay cosas que no pudo cambiar con su petróleo y gas y que no puede cambiar con menos ingresos de este petróleo y gas y que el petróleo y gas de Marruecos es su pueblo y que los pueblos son indesvalorizables.

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